Leyes Amorosas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Qué son las leyes amorosas.

Las leyes amorosas comprenden todos los valores humanos. Es una forma de ser, adquirida para dar lo mejor de mí a los demás. Se adquieren cuando trabajo conmigo mismo. No dependen de la cultura, ni del nivel económico de la persona. Es ir tomando conciencia de mi verdadera esencia espiritual.


Las leyes amorosas me llevan a la verdadera libertad de mí ser. Me liberan de toda esclavitud en la que me mantienen mis antivalores; me liberan de la esclavitud del miedo; de la mediocridad; del enojo; del engaño; de la depresión; del alcohol, tabaco y drogas; del sexo; de la enfermedad; de la pobreza…

Es la energía con la que mi espíritu se alimenta, crece y se fortalece.


¿Por qué son necesarias las leyes amorosas?

Porque reconocer que existe un Dios Creador no es complicado. Con observar su creación y reflexionar, puedo descubrir que todo lo creado es una maravilla llena de misterio, que yo no alcanzo a comprender. Al descubrir que la esencia de la creación es el Amor, y al tomar conciencia que yo mismo soy parte de esa creación, esto es soy parte del Amor… me inspira, me mueve a trabajar mis valores para conectarme con el Padre-Amor.


Porque yo creo en un Dios Creador. Es un Dios de Amor Supremo. Absoluto, Infinito y Eterno.


Porque son lo único que me voy a llevar cuando mi cuerpo físico muera. Las leyes amorosas, a medida que las trabajo, van residiendo en mi espíritu que es eterno, y no en las conexiones neuronales de mi cerebro que son perecederas. Estas últimas morirán cuando mi cuerpo físico muera. La eternidad de mi espíritu es uno de los regalos que Dios Padre me ha otorgado. Mi espíritu crece en cada vida cuando trabajo las leyes amorosas; es mi gran tesoro, y lo único que me llevo a mi siguiente vida.


Porque trabajar las leyes amorosas me protege. Me hacen un ser bondadoso y ayudo a que la envidia no se expanda en el universo. Al aplicar las leyes amorosas en mi vida me convierto en un custodio del planeta.


Porque son la puerta de acceso a que descubra la divinidad que existe dentro de mí: la Chispa Divina. La presencia de esta “Energía Divina” en la mente espiritual del ser humano se va revelando paulatinamente merced a tres experiencias potenciales: Primera, la capacidad intelectual de conocer a Dios Padre; segunda, la necesidad espiritual de encontrarle; y tercera, el intenso deseo de parecerse a Él. La existencia potencial de crisis, enfermedades, problemas… es necesaria para que el ser humano experimente y trabaje las leyes amorosas que le darán fortaleza y equilibrio espiritual. Haciendo una analogía, podemos comprenderlo mejor con el ejemplo de un niño que jugando, se lastima… es una posibilidad siempre latente, esencia de la misma vida humana. Esta experiencia puede hacer al niño más inteligente, más astuto, más previsor y más sabio. Aún más, su ejemplo puede servir a otros niños para evitar la misma experiencia dolorosa. Un padre sobreprotector que lo reprime en sus juegos para evitar otro accidente, lo único que genera en el niño es limitarlo y por tanto podría ser un adulto inseguro, poco inteligente y de baja autoestima… Entonces, ¿Por qué existe la posibilidad de la mentira en el mundo de la humanidad? Para que el ser humano trabaje la verdad, deberá existir forzosamente la presencia potencial de la falsedad en su vida… ¿Por qué pudiera existir la decepción en el mundo humano? Para que el ser humano desarrolle su fuerza de carácter, es necesaria la existencia potencial de fallos en sus deseos y aspiraciones… Es parte del plan divino en esta dimensión del tiempo y del espacio, que el ser humano se enfrente cotidianamente a la alternativa del dolor, las crisis y las posibilidades de sufrimiento. Podemos reconocer que en los problemas y en las tribulaciones, le dan la oportunidad al ser humano de potenciar la divinidad que lleva dentro. Es esa experiencia la que le permite percibir, ir reconociendo y encontrarse con su realidad espiritual, por la que fue puesto en el planeta Tierra: su conexión directa con la Causa Centro Primera. Aún en el sufrimiento de una enfermedad terminal, le permite trabajar su confianza en el Padre Universal y abandonarse en sus manos; nada en el reino del Padre es producto del azar…

Cómo reacciona un ser humano ante las crisis que se le presentan en su vida, es un indicativo directo de su estatura y fortaleza espiritual. Reacciona con cólera, con insultos, con amenazas, con depresión, desánimo o miedo… o prefiere tomarlo como un reto para potenciar más su inteligencia, su creatividad, su disciplina, su lealtad y su confianza en el Padre-Amor. El ser humano es libre de decidir, es libre de abrazar las leyes amorosas, o no. En la medida que el ser humano se armoniza con la creación y el Padre-Creador que lo habita; en la medida que reconoce su verdadera esencia divina; y en la medida que respeta y acepta las leyes de la creación, su vida se va liberando de las experiencias dolorosas propias de esta dimensión. Por el contrario, si el ser humano se aferra a lo material, a desobedecer las leyes de la creación, se aferra a rechazar su procedencia divina, su experiencia dolorosa y el sufrimiento vivido se harán más severos, no por castigo… sino como consecuencia obvia a la desarmonía en que vive y que las leyes de la creación amorosas tratan siempre de empujarlo cada vez más a recuperar el equilibrio y la armonía perdidos. Esto se puede comprender mejor con un simple ejemplo: Una persona que fuma, daña sus pulmones y actúa contra la ley amorosa al envenenar su cuerpo; mientras más fuma, más se enferma y más será el dolor y el sufrimiento. Esta simple analogía nos sirve para tener una idea, para acercarnos un poco más a la verdad que subyace a los motivos de dolor, crisis y problemas del mundo humano. Nótese que nos hemos referido al sufrimiento, las crisis, los problemas y el dolor como probables o potenciales ya que el ser humano que vive con inteligencia espiritual se libera de estos; mientras más se armoniza y se conecta con la Chispa más se libera.


Trabajar las leyes amorosas no significa reprimir un antivalor o repetir una frase con el valor que deseo adquirir; por ejemplo: voy a ser flexible, voy a ser flexible… Es comprender el fundamento espiritual de la ley y trabajar con ese fundamento, esto es, aplicarlo en mi vida cotidiana, es vivir alerta... es vivir en el aquí y en el ahora, pendiente de mis actitudes mentales y emocionales para ponerlo en práctica evitando que la situación imprevista que viva me lleve a olvidar lo que estoy trabajando... de esta forma mi mente, mi corazón y mi espíritu, con la práctica y con paciencia, irán asimilando las leyes hasta que cada vez más, mi ser vaya dominando su actitud ante cualquier situación que se presente en mi vida cotidiana. Lo demás, lo material se da por sí solo, por añadidura.


Ejemplos de leyes amorosas:

Tolerancia Aceptación Prudencia Honestidad Lealtad Comprensión Perseverancia Alegría Disciplina Flexibilidad Propósito Esperanza Fe Confianza Rendición Templanza Positividad Vulnerabilidad Desapego Perdón Misericordia Paz Autoestima Belleza Agradecimiento Discernimiento Sabiduría Comunicación Creatividad Serenidad Curiosidad Claridad  Introspección   Abundancia   Luz.

Las 7 energías armónicas fundamentales del universo: Abstinencia Ayuno Actividad Bondad Caridad   Humildad  Paciencia.