Perdón

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Perdón

¿Qué es el perdón?

Es una ley amorosa exclusiva para los seres humanos. No existe en otras dimensiones. Es una ley que cuando el ser humano la aplica de corazón y con plena conciencia, sana y libera al espíritu. Cuando yo tomo la decisión de pedir perdón, reconozco conscientemente mi lado obscuro que me falta trabajar, dándome la oportunidad de corregir actitudes mentales y actitudes emocionales que me mantienen en un estado desarmónico; me da la conciencia que no vine a dañar a nadie; me valora y me ayuda a mi desarrollo espiritual pleno. Sin embargo, es importante tomar conciencia que pedir perdón y reconocer mi falta, no me exime del resultado que mi acción ha generado y lo tendré que asumir responsablemente. Asumir responsabilidad más nunca culpabilidad; es el estado más equilibrado para purificar.

 

Reconocemos que todo está regido por leyes impersonales, que mantienen el equilibrio en toda la creación. Una persona que asesina, defrauda, miente… pero se arrepiente y pide perdón de corazón, no le devuelve la vida al muerto, ni los bienes al estafado, ni repone el daño causado por las mentiras o la envidia,… El perdón le ayudará mucho a alivianar la carga, pero tendrá que enfrentarse irremediablemente al resultado espiritual que ese asesinato, fraude o mentira generó; es más que obvio que esas acciones tienen consecuencias… Muchas personas creen que con el hecho de pedir perdón quedan eximidas de todo resultado… y no es así. La carga se aliviana, sí, pero el resultado se tendrá que afrontar, en esta o en otra vida. La única energía que puede eximir y evitar vivir el respectivo resultado es la Misericordia del Padre. Como la mayoría de las personas desconocen los fundamentos de las leyes, concentran su energía en hacer que se haga justicia… o buscan como vengarse… Ignoran que no es necesario y sólo se desgastan… La ley del Padre sola, se encarga de todo... Es mejor trabajar y concentrarse en perdonar la acción y liberarse del rencor, del resentimiento o de la venganza que envenenan el espíritu y son la raíz de toda enfermedad.

Cuando el ser humano ha desarrollado su Amor y conexión con el Padre comienza a comprenderlo todo, acepta todo… y se da cuenta que no es necesario perdonar, porque no hay nada qué perdonar. Todo se equilibra y ajusta de acuerdo a las leyes creadoras del Padre, por eso ni siquiera es correcto pedir justicia divina, ya que como el perdón divino no existen, porque no son necesarios en un universo que se rige con el Amor Absoluto del Padre, por eso el perdón es exclusivo de esta dimensión, la del tiempo y el espacio.

 

La ley amorosa del perdón la aplican los valientes, seres ávidos de auto-sanarse, de fomentar la paz, la armonía, de aprender a respetar más las leyes creadoras para vivir mejor en este bello lugar... aun cuando considere que no he cometido error o daño alguno, pedir perdón con secillez por algo que tal vez hice o dije sin darme cuenta, es una aportación ejemplar para expandir esta ley amorosa liberadora... Todos ganamos cuando uno cede, cuando no peleo por tener la razón o imponer mi voluntad.


¿Por qué es importante?

Porque me libera de toda carga que genera enfermedad. La enfermedad solamente tiene su raíz en actitudes mentales y en actitudes emocionales equivocadas.

Porque me da una pauta para empezar a comprender porqué seres humanos nacen con enfermedades o en condiciones muy severas… el porqué de vivencias que sufren ciertas personas aparentemente sin alguna causa o aparentemente injustas… Y es que las leyes universales, que actúan siempre empujando a todos hacia la armonía y el equilibrio, nunca olvidan, y se aplican hasta en las aparentemente insignificantes acciones. Por este motivo es tan importante cuidar lo que haces, lo que hablas, lo que piensas y lo que sientes.

Porque me permite comprender que pedir perdón… y volver a pedir perdón… no es lo correcto. Es comprometerme a corregirme. Es tomarme en serio. El perdón por lo tanto va de la mano con la disciplina.

Porque me permite comprender que clamar justicia o buscar como vengarme para saciar mi resentimiento es una total pérdida de tiempo y energía. Mejor me concentro en trabajar la aceptación y la confianza.

Porque el único ser beneficiado de la ley amorosa del perdón es quien la aplica, quien la trabaja… Nadie más.

Porque al pedir perdón me convierto en un ser que fomenta la paz en mi entorno.