Autoestima

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Autoestima

¿Qué es la autoestima?

Es el principio del reconocimiento, del importante valor que tengo para el universo en los proyectos de amor y concientizar mi valor espiritual; es el grado de madurez que tiene mi personalidad espiritual. Es saber poner límites en mis relaciones con los demás que no son compatibles con mí ser, siendo paciente. Mi valor me lo doy cuando trato a los demás de forma cortes, equilibrada, comprensiva y honesta, aplicando las leyes amorosas en mi vida diaria, viviendo en el presente sin ninguna atadura en el pasado. Trabajo mi ser holístico, cuidando mi aspecto físico con alimentos adecuados y ejercicio; mi mente, aprendiendo y aplicando con maestría y seriedad mi oficio; aprendo a controlar mis emociones evitando los berrinches, el enojo, la depresión y la dependencia sentimental; trabajo mi espiritualidad confiando en el Padre-Amor. Es tomarme en serio en la vida comprometiéndome conmigo mismo a un cambio verdadero, trabajando aquellos aspectos que no me permiten reconocer mi ser y mi valor espiritual, lo importante que soy para el Padre-Amor y su creación. Es por lo tanto, representar correctamente con mi ejemplo de vida, mi ser espiritual como un hijo del Padre-Amor. La práctica de la introspección de forma frecuente me ayuda a encontrar mis puntos débiles y trabajarlos con disciplina para que mi ejemplo de vida brille.


Amar a mi prójimo por encima de mí mismo es la realización plena de la autoestima ya que ayudo y comparto todo mi ser para que otros logren también amarse a sí mismos plenamente.


¿Por qué es importante?

Porque reconozco que soy un ser importante para la creación del Padre y me aplico en la práctica de las leyes amorosas.

Porque reconozco que únicamente con mi trabajo y mi ejemplo de vida me daré mi respeto y mi valor ante los demás.

Porque aprendo a valorarme por mis propios logros, por mi esfuerzo, por mi entrega, por mi dedicación... Estoy contento con lo que soy y con lo que tengo. Yo me amo.

Porque comprendo que el título de algún puesto como gerente, jefe o director no me otorga valor ni autoridad. El valor, como la autoridad se ganan con trabajo espiritual: siendo humilde, tratando a todos con respeto, siendo honesto, equilibrado, comprensible, flexible, responsable, solidario...

Porque reconozco que en mi cuerpo físico se manifiesta lo que me falta trabajar para lograr amarme a mí mismo plenamente.